El vuelo de una pasión

Más allá del parque de monstruos animatrónicos de Spielberg, el sentido común de la mayoría de la humanidad considera extintos los dinosaurios desde la crisis ecológica que provocó el impacto en la Tierra de aquél meteorito hace 65 millones de años. Sin embargo, los dinosaurios se encuentran todavía entre nosotros diariamente camuflados entre plumas. En efecto, la evidencia demuestra que las aves descienden de los celurosaurios, un grupo incluido dentro de los terópodos. Este último grupo incluye a  los dinosaurios carnívoros bípedos que dominaron el ambiente terrestre y que Spielberg se encargó de lanzar al estrellato: es el grupo al que pertenecen el tiranosaurio y el velociraptor. Hoy hay incluso evidencia de que los velociraptores tenían el cuerpo cubierto de plumas (detalle a retocar en Jurassic Park). Las aves se originaron en el Jurásico y hoy en día son junto a los cocodrilos los únicos representantes vivos de los denominados arcosaurios. Es gracias a estos dinosaurios emplumados que el ser humano encontró inspiración tanto para su música, como para sus decoraciones y su vuelo. No podríamos imaginarnos un día en el campo sin su canto.

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Desgraciadamente muchas aves se encuentran actualmente en peligro de extinción a causa de nuestras actividades. Con un espíritu de conservación de su biodiversidad y concientización de la humanidad, el Laboratorio de Ornitología de la Universidad Cornell y la Sociedad Audubon de Estados Unidos crearon la plataforma digital eBird. Esta aplicación permite a cualquier persona, sea  ésta un ornitólogo profesional o aficionado de las aves, contribuir con un registro de acceso libre de todas las especies de aves existentes a nivel mundial. Sólo basta que cada interesado en el avistamiento de pájaros comparta su lista de especies encontradas en el sitio online “ebird.org” para que se termine formando la mayor base de datos de biodiversidad de aves de la historia. Como una forma de fomentar la participación de la población en este proyecto, el equipo detrás de eBird ideó en 2015 un evento denominado “Global Big Day” que busca concentrar a escala mundial en veinticuatro horas el esfuerzo de la mayor cantidad de personas en el registro de aves. IMG-20180521-WA0030Durante un día entero, amantes de las plumas de todos los países recorren diferentes territorios armando listas con las especies encontradas. Estos datos serán subidos al sitio de eBird, el cual se irá actualizando constantemente a lo largo de la jornada. Los datos pueden subirse a la plataforma incluso desde una aplicación descargable en cualquier Smartphone. Desde el primero de estos eventos hace ya tres años, la idea se ha ido transformando en un juego de competencia comparable a una “olimpiada científica”. En 2017 el Global Big Day reunió a veinte mil participantes de ciento sesenta países y generó un registro de más de seis mil seiscientas especies. En esa ocasión Colombia se llevó el primer premio y se mantiene en su puesto con un registro de mil quinientas cuarenta y seis especies. En segundo lugar se encuentra Perú y luego Ecuador, países en los cuales gran parte de su turismo es atraído por lo exótico de sus aves. Este año el evento tuvo lugar el sábado 5 de mayo y ganó especial importancia debido a que el 2018 fue considerado por varias organizaciones conservacionistas como “El año de las aves”.

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Me acerqué a dos biólogos uruguayos que participaron este mes de esta sana competencia para conocer su experiencia y aprender más sobre el mundo oculto de las aves. Ambos habiéndose formado en la Facultad de Ciencias de la UdelaR, Rafael Andrés Tosi Germán es magíster en Ciencias Biológicas especializado en zoología, mientras que Pablo Fernández (a quien debemos las fotos que en este post se exhiben) es licenciado de la misma carrera pero especializado en ecología. Los dos consideran que el aspecto más positivo del Global Big Day y de la plataforma eBird es su enorme capacidad para generar “ciencia ciudadana”, es decir un conocimiento científico construido entre todos. Con cerca de siete mil especies de aves ya registradas, la plataforma eBird se transformó en el mayor proyecto de ciencia ciudadana hasta el momento. Nos cuenta Pablo que el contacto local que tiene Uruguay con eBird es Santiago Carvalho, biólogo y fotógrafo uruguayo interesado en estudios de impacto ambiental y de conservación de la biodiversidad.

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Según Rafael Tosi el número de especies de aves registradas en Uruguay ronda las quinientas, y este año se registraron ciento noventa y nueve especies durante el Global Big Day. Durante este evento se registraron en nuestro país ciento veinte listas, una por espacio geográfico, y salieron a participar de la jornada treinta y cinco personas. Considera Rafael que cada vez se están encontrando más especies en parte debido al cambio climático y en parte debido a que “cada vez hay más gente mirando para arriba”. Nos cuenta que el número de especies de aves aumenta cuanto más al norte del país nos encontremos. Por ejemplo, en Paso Centurión pueden encontrarse especies que sólo se encuentran allí a causa de un corredor de bosques que se forma desde Río Grande do Sul. Al parecer Sudamérica es el continente más biodiverso, concentrando tres mil especies de las diez mil que se conocen a escala mundial. Tosi nos informa que esto puede deberse a que Sudamérica en el pasado fue una isla como Australia en la cual las aves ocuparon el lugar de los depredadores superiores. A estas aves se las conoce como las “aves del terror”, y su único representante vivo es la “Seriema”, que casualmente es el ave preferida de Rafael.

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Pablo Fernández considera que aún hay grandes incertidumbres con respecto al número y distribución de especies, y que un esclarecimiento al respecto requiere de un esfuerzo de muestreo que sobrepasa las capacidades de los investigadores. Es en este sentido que la plataforma eBird representa una base de información a una escala sin precedentes y “el sueño realizado de cualquier macroecólogo”. “En este proyecto somos todos voluntarios; nosotros salimos a pajarear porque nos gusta”, dice Pablo. Considera a su vez que la competencia internacional nacida a partir de la idea del Global Big Day funciona como “un motivante básico” para contribuir con el proyecto. Cuenta Pablo que él participó del evento junto a un grupo de colegas conformado por Agustina Medina, Gustavo Fernández, Adrián Antunez y Belén Calvete. Recorrieron varios lugares geográficos desde Atlántida hasta la Laguna de Rocha, buscando también especies de interés que generan problemas como el “Estornino Pinto”.global-big-day-2018 Dice Pablo que esta es una especie invasora que se introdujo desde Argentina, “que es muy agresiva y desplaza a otras especies”. Nos cuenta también que nuestros “hot spots”, además del de Paso Centurión, se encuentran en la desembocadura del arroyo Maldonado, en la Quebrada de Laureles entre Rivera y Tacuarembó, en el Valle del Lunarejo, en Rincón de Franquía en Bella Unión, en los Esteros de Farrapo y en los humedales de Santa Lucía. Nos comenta también Pablo que es muy fácil para Argentina y Brasil superar las mil especies diferentes de aves en su territorio, teniendo en cuenta que estos países son mucho más grandes y con una mayor cantidad de latitudes diferentes. En comparación, Uruguay es un país muy rico teniendo en cuenta su pequeño tamaño y su rango escaso latitudinal. “Eso es lo que pasa cuando mezclás política y biodiversidad”, dice Pablo.

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Al ser cuestionados sobre las especies en peligro de extinción tanto en nuestro país como a nivel mundial, ambos entrevistados coincidieron en que antes que nada se debe tener en cuenta que “los peligros de extinción se evalúan por territorio”. Una especie puede estar amenazada a nivel local pero no a nivel global y viceversa. “Por ejemplo, dice Rafael Tosi, el ñandú está en peligro a nivel mundial pero no en Uruguay”. Para que la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considere que una especie está amenazada en un territorio, ésta debe de tener menos de mil individuos en esa área y/o no verse a ningún representante durante al menos treinta años.  En nuestro país son cuarenta y seis las especies de aves que forman parte de las denominadas “listas rojas”, de las cuales la más conocida es el “Cardenal Amarillo”. Hasta la fecha ya se han extinguido dos especies: el “Playero Esquimal”, ave migratoria que venía a nuestras tierras en verano desde América del Norte, y el Guacamayo que era asociado a los palmares cercanos a Bella Unión. Esta ave cree Tosi que se ha extinguido debido al comercio clandestino de “pájaros en jaulas”. IMG-20180521-WA0017Los pájaros más susceptibles de ver su propia existencia amenazada son aquellos que son más dependientes de su hábitat. El “Gaviotín Real” se reproduce sólo en la Isla Verde de Rocha, y la “Tijereta de las Pajas” es “un bicho de pastizal”. La “Loica Pampeana” por ejemplo ya se extinguió en Brasil y sólo quedan algunos representantes de su especie en pastizales del Uruguay. Pablo Fernández nos informa de que la mayoría de las especies que están en peligro en nuestro país están asociadas a los pastizales y a la forma que tiene el ser humano de hacer uso de los mismos. Pablo se muestra preocupado por el hecho de que ninguna de las áreas protegidas se concentre en los pastizales, y cree que esto se debe a que “nuestra cultura europea nos lleva a privilegiar los bosques”. Aparte, “comprar hectáreas de bosque es más barato ya que están protegidos y no se puede producir ahí”. “Los potreros que tienen Loica Pampeana pertenecen a estancieros que dan importancia a los pastizales”, agrega Pablo.

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Rafael Tosi nos cuenta que muchos ornitólogos son contratados por los parques eólicos para determinar cómo podrían impactar estos parques en la biodiversidad de un territorio, o más bien “cómo impacta esta biodiversidad contra los parques eólicos”, agrega con humor Rafael. Sin embargo nos dice que actualmente no se dedica a la ciencia y que se encuentra dando clases de inglés. “Vivir de pajarólogo es bravo”, agrega. A su vez Pablo Fernández nos dice que todavía está aprendiendo qué es la ornitología ya que se acercó a las aves desde la ecología. Es por ello que se ve interesado en utilizar a las aves como indicadores ambientales y ecológicos, ya que ciertas especies son afines a determinados biomas y de esta forma pueden predecirse cambios ambientales a través de un cambio en el comportamiento de las aves. “Esto implica mucho trabajo de campo y se necesitan manejar muchos datos”, dice Pablo. Es en este sentido que adquiere importancia el concepto de “Big Data”, representado por plataformas como la de eBird, de la cual Pablo no duda que sacará provecho en el futuro.

Bruno Gariazzo

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